miércoles, 30 de diciembre de 2009

Casualmente vestidos.

A veces siento y pienso que la sociedad se vuelve cada día más egoísta. La única forma de cambiarlo sería haciendo transplantes de corazón masivos. Entender lo que el otro siente, entender su dolor, su alegría, saber lo que se siente.
Pero si no es por la fuerza, nadie se da el trabajo de hacerlo. Yo lo intento, sí, no digo que lo haga porque es difícil pero al menos trato. Y tampoco me excuso con tratar, no pretendo quedar como la buena de la historia que lo intenta, sino como la idiota que a pesar de tratar no puede. Se entiende a través de críticas constructivas, no a través de consejos de esos que se los lleva el viento. Si lo planteo de esta forma sé que a una de cada diez les quedará, pero si lo planteara como una crítica social cruda, como un hecho real respaldado con estadísticas quizás un par de personas más me prestarían atención.
¿Qué tan difícil es entender al otro? ¿Qué tan complicado es mirar al que está al frente y pensar en cómo se siente? Porque si está feliz y nosotros no, lo opacamos con nuestros problemas, si está triste y nosotros felices, no lo tomamos en cuenta y seguimos celebrando pensando, utópicamente, que él podría contagiarse con nuestra alegría.
La alegría no se fundamenta en un hecho fortuito, tiene toda una ciencia que no se puede forzar. Si no eres feliz no lo eres y punto.
Me gustaría que algún día, así como cuando jugamos a las cartas y cambiamos unos con otros, pudiéramos cambiar también 'un día en la vida del otro'. Entender porqué es como es... simplemente eso. Simplemente intentar comprender, intentarlo. En eso se basa todo.
Casualmente vestidos, caminamos todos por nuestros propios caminos. ¿Y si quizás dejáramos de ser tan 'casuales'? Si dejáramos de lado eso que es normal, el prejuicio de que hablarle a alguien es ridículo si ese alguien te mirará raro. A veces las personas necesitan más ayuda de lo que pueden demostrar.
Esa será mi misión en el mes que viene. Sacarme el traje de casual para probarme el traje de otro. Andar por sus zapatos, y que él también pueda andar en los míos. No creo que sea tan difícil si me lo propongo de verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario