miércoles, 16 de octubre de 2013

Feel like a giver.

Y de una u otra forma, todos siempre se cuestionaban como una persona inteligente podía tomar decisiones tan perjudiciales y estúpidas, tan carentes de sentido. Muchas veces, mientras las personas se preguntaban una a otras, e incluso le preguntaban directamente, una nueva consecuencia de una lejana decisión repercutía. Entonces, sólo se limitaba a guardar silencio. Las personas inteligentes toman decisiones acertadas para sí mismas, y con esa lógica el mundo gira del mismo modo en que ha girado por miles de años. Una persona inteligente cuida de sí misma, duerme las horas correspondientes, se alimenta bien para vivir más años, se ejercita para que su cuerpo rinda al máximo de las capacidades y cuida su mente para que esta responda de forma adecuada. Pues es hoy el día en el que ella quiere cuestionar que los hábitos no van de la mano con la inteligencia. Ella podría olvidarse del mundo, rendir de la mejor manera, y tener incluso más éxito, ella sigue siendo inteligente, ella toma decisiones acertadas, excepto cuando tienen que ver consigo misma porque su bienestar nunca fue prioridad. Nunca le importó estar bien hasta que un día se encontró en un mundo paralelo, cuyo final era un decadente e inevitable precipicio negro. Ella sabe que las cosas no cambiarán para sí misma por su alimentación, por sus horas de sueño, por su disposición ni por la gran concurrencia de sus amistades... Ella siempre tendrá pruebas y siempre será demasiado débil como para superarlas. Relajará sus hombros y se dejará aplastar, mientras de forma paralela deposita sus conocimientos en alguien más, alguien que sí se beneficiará de ellos. Lo que está en su mente es suficiente para cualquiera, menos para ella, jamás podrá vivir con eso, aunque parezca demasiado la realidad es inevitablemente distinta. Y muchas personas podrán beneficiarse, y ella sabrá dentro suyo lo capaz que es de hacer el bien y de cumplir deseos en las personas. De todos modos y al caer la noche, luego de un día entero llevando una sonrisa plástica, ella sabrá que la realidad sigue siendo la misma, y que inteligente o estúpida, decidiendo o dejando todo al azar, lo que hay más allá de su mente permanece y nunca será suficiente, al menos para sí misma.

(Escribí esto sin revisarlo antes de publicar para mantener la espontaneidad, me disculpo ante cualquier error o incoherencia).

viernes, 11 de octubre de 2013

Errores no concretados.

Desde haces unas horas vives en mis recuerdos, porque asumo que ha sido hoy el día en el que te aparté completamente de todo lo que pudo haber sido, te perdí, porque aunque nunca te tuve, una parte de mí se aferraba a esa esperanza de verte uno que otro día por la mañana. Nunca llegué a saber de ti, nunca intercambiamos más que un par de palabras, pero en tus ojos me dejaste ver que me regalabas el mundo. Yo no esperaba nada, y entonces llegaste con un elegante retraso. Las miradas fueron instantáneas, unos ojos profundos se clavaron sobre mí causándome una inevitable torpeza, no porque fueras especial, sino porque siempre he sido felizmente introvertida y no soporto que alguien intente analizarme. Y tú lo hiciste, te acercaste y me aconsejaste, me hiciste ver algunos errores con tacto y una voz dulce, tenue, casi susurrante. No sé si fue ese dejo de ternura y seriedad o la atención que me diste cuando estaba tan vacía, ¿Eras un introvertido como yo? ¿Qué opiniones tienes? ¿Qué cosas te gustan?... Nunca llegaré a saberlo aunque asumo que me gustaría. Pero no pude soportarlo, mi corazón ya estaba ocupado y decidí ser tajante al segundo encuentro, no respondí las sugerencias, me limité a dar las gracias ante algún gesto amable: te alejé de mí intencionalmente. Hoy estaba lista para un encuentro más, mantendría la actitud de los últimos, pero entonces sonreíste y me di cuenta de lo mucho que eras y sigues siendo. Me diste algo por lo que creer, me hiciste vivir una vez más ese nerviosismo de una niña que gusta de alguien por primera vez. Hoy te convenciste de que debo tener un retraso mental o algo semejante por algunos errores pequeños, y desde esa perspectiva no hay nada que hacer más que mejorar las cosas. Se acabó la magia de tu parte, hiciste caso a mi indiferencia y ahora soy yo la que busca una mirada, un gesto, y no encuentra ni eso ni nada. Probablemente nunca llegaríamos a nada, es imposible y arriesgado, pero en un mundo paralelo cuando cierro los ojos desearía convertirme realmente en un error que suceda, un error sin el que no puedas vivir. Lamentablemente, viviré un buen tiempo con la idea de lo que podría haber sido.