martes, 2 de abril de 2013

23:07

Deberíamos hacer algo para conmerorar todas las mentiras que dijimos por ahorrarnos explicaciones, los silencios que guardamos cuando queríamos gritar más de alguna frase, las sonrisas que fingimos para agradar, las veces que nos hicieron daño y lo descargamos en nosotros mismos. Quizás también deberíamos celebrar los golpes sin sentido, las lágrimas silenciosas junto a la ventana o debajo de la lluvia, las veces que sangramos para poder seguir, las veces que hicimos cosas idiotas por los demás, sabiendo que todo lo anterior lo volveremos a hacer una y otra vez. Me he preguntado siempre, ¿Cual es el problema con autodestruírse? Es necesario para sobrevivir, es necesario para no buscar culpables y aceptar que quién está mal sintonizado eres tú, ¿Qué hay de malo? Si detrás de todo el que piense de este modo hay un anónimo depresivo, detrás de todo esto hay almas perdidas, dañadas, que viven por inercia. Detrás de todo hay historias, notas suicidas, frases de despedida y sonetos grabados con sufrimiento. ¿Cuál es el problema con autodestruírse? Si después de todo, por deteriorados que estemos, al menos seguimos con vida. Hoy conmemoro varios años de tristezas injustificadas, de "sentirse mal porque sí y porque no". Hoy conmemoro todo lo que mi mente depresiva y enferma me ha llevado a hacer, y hago un brindis especial porque quiera o no, lo volveré a hacer una y otra vez.