martes, 29 de septiembre de 2009

Tres, dos, uno... ¡Ahora!

La temporada de suicidio colectivo ha comenzado.
Es como si todos se pusieran de acuerdo. Son tantos que ya no pasan desapercibidos. Que lástima, tanta gente que no aprecia nada...
Admito que yo lo pensé alguna vez, pero no pude. A veces no sé si soy cobarde o soy fuerte por eso.
Necesitas valor para acabar con tu vida, pero a la vez necesitas valor para continuarla. Sé que no me arrepiento, sé que vivir es lo mejor que me pudo haber pasado, y que por algo sigo aquí.
Cada persona que acaba con su vida, se lleva junto a ella uno o más corazones.
No lo justifico, tenemos un propósito en la vida, y al suicidarte te vas de este  mundo sin haber cumplido eso, sin haber aprendido nada. Sin haber superado lo amargo para saborear lo dulce.
Por cada persona que muere, queda un muerto en vida. Una persona que respira sin sentir, que mira sin observar, que habla sin pensar, y que piensa sin reflexionar a fondo.
Cuando miras al vacío, ese que te llama, que parece tan tentador, hay algo que te aleja de él. No sé que es, no sé realmente. Hay algo que a pesar de todo me da fuerzas. Desde aquel día, repudio la idea del suicidio y no logro comprenderlo. Desde aquel maldito día...
Te veo frente a mí diciendo 'Quiero acabar con mi vida'. ¿De qué me sirve decirte que todo estará bien?
Creo que nunca es tarde para replantearse las cosas.
La temporada de suicidios colectivos sutiles masivos se aproxima. Piensa, siente. Aléjate de la cuenta regresiva.
Porque nunca es demasiado tarde...

No hay comentarios:

Publicar un comentario