jueves, 6 de diciembre de 2012

El cadáver pestilente.

La foto tiene más sentido del que parece. La mujer llevaba mucho tiempo enterrada pues lógicamente estaba muerta... Pero la desentierran. Le van quitando las vendas por partes, de hecho, en la foto se ve que aún tiene los brazos vendados. Y su expresión facial es la que se observa. Sería extraño revivir y ver otra realidad, ¿No? Pero hay alguien a su lado. Ella vence a la muerte y hay alguien a su lado... Ahora, si la realidad es mejor o peor de lo que era en su vida pasada es asunto distinto.

Me esforcé en buscar esta foto por todas partes para poder redactar mi texto que es bastante... Analógico. Me siento como ella, si hasta tenemos las mismas vendas en los brazos. Pero sí, hoy medité que estuve muerta mucho tiempo, mi interior estaba putrefacto, se lo tragaban las lombrices que se alimentan de lo que se degrada de un cadáver, porque yo era un cadáver, y de cierto modo lo sigo siendo. El día en el que me mataron no me di cuenta de que lo que seguía vivo de mí era un plano irreal, el alma yacía en un lugar lejano y sólo quedaba un espejismo que jugaba a ser real. Y mientras estuve muerta no le tomé el peso a nada. Todo podía cambiar, todo podía mejorar, y sin embargo ahora me doy cuenta de que es mucho más difícil que las cosas cambien y lamentablemente el destino se quiso forjar en un riel descarriado. Reviví, pero la verdad odio que me hayan sacado las vendas, ¿Por qué no me dejaron desfallecer en paz? Es injusto que odie a quienes me salvaron, pero lo hago. Preferiría verme muerta en vida y con una ausencia de sentimientos que verme como estoy ahora. Me doy vergüenza, me doy lástima de mí misma. Soy un cadáver que no se puede mover por sí solo, que se degradó y que ya no es nada de lo que era antes. Y aunque alguien sostenga mi mano, ese alguien se irá, pronto. Tal y como todos lo hacen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario