sábado, 4 de febrero de 2012

Mentiste.

 
El día en el que te convertiste en un extraño para mí fue aquel en el que rompiste las promesas que antes habías hecho. Las calles cambiaron de rumbo y el cielo cambió de color. Todo el cariño pregonado fue una mentira, tú pretendes que yo olvide y siga mi vida. Lo estoy haciendo poco a poco, debo ser más fuerte que ese monstruo de mentiras que vive en tu interior, un entrañado de pensamientos fríos y calculadores. Pero no llores, no digas que fue mi culpa, que exagero o que en realidad sí eres bueno. Ambos sabemos que nunca me quisiste, peor aún, decías ser sincero y nunca tuviste las pelotas para admitirme una verdad.


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