miércoles, 15 de agosto de 2012

Gracias por venir, mirar, e irte.

Un problema existencial, una nube espacial, intergaláctica... ¿Me envuelve aún esa luz que entibiaba mi columna vertebral?
Me hundo en cenizas, quiero mejorar, me doy cuenta de mi decadencia, de mi ineptitud vital.
Gracias por nada, por venir, mirar, e irte, como todos lo hacen.
Gracias por romperme de forma accidental, por no desatar el velo de mi mirada, por encariñarte y luego olvidarme. Nunca aprendí bien sobre la vida, ¿Por qué toda circunstancia me supera? Cárcel de la vida, victimización de la existencia... No me quieres, destino, y de aquí a mañana de ti no querré nada. Ni la tristeza que aromó el día, ni la soledad que perfumó esta noche de Agosto. Ni el miedo a la soledad, ni las caricias ausentes de alguien que nunca existirá.
Líneas rectas, no más curvaturas... Déjame, ya tuve suficiente. No me quieres, me abandonaste... No tengo más que decir que esto: letras escritas en la tinta de un lápiz y la sangre de un corazón que ahora me parece enajenado.

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