On and On.

Cuando te miras al espejo, dime qué ves y te diré quién eres. Porque de pronto pasa que te encuentras con otra persona, con alguien que no eres. Los espejos son tan idiotas, que si no fuera por los siete años de mala suerte los rompería de un solo golpe, aunque terminara con los nudillos sangrando y la mano completa deshecha. No me importaría con tal de eliminar esos espejos. ¿Qué ves tú? ¿Un resplandor? ¿Una sombra? ¿Unas alas blancas y vigorosas? ¿Unas alas negras que no quieren volar?

Dime qué ves, cuando te ves a ti mismo sin saber que eres tú. ¿Qué ves?

Yo no veo nada, veo algo que no se ve. Veo mezclas de colores que nacen de un negro  y un gris, veo melodías que nacen de un silencio, y que te perturban de cierta manera el desarrollo psicosocial. Veo algo que no me gusta, pero que tampoco deseo cambiar. ¿Qué veo? Veo cosas distintas siempre, y a veces no veo nada.

Llegué a pensar que había perdido mi cabeza cuando me vi un cerdo y después me vi en los huesos, creí haber perdido mi cabeza cuando me vi rubia de ojos verdes y al día siguiente me vi castaña sin un brillo en los ojos. Creí haber perdido la cabeza, pero creo que con el tiempo, he asumido que cabeza nunca tuve. Que soy una persona un tanto extraña en el buen sentido de la palabra. Que cuando cierro los ojos, me veo muerta porque me miro hacia adentro. Me veo en un estado intermedio entre vida y muerte al cual no pertenezco, sin embargo frente al espejo me veo tan humana como cualquiera. Me veo existiendo porque ocupo un lugar en el espacio, sin embargo por dentro, me veo no existiendo porque mis acciones no repercuten en el medio.

Debo alejarme de los espejos, de la muerte interior. Debo alejarme de lo que no me deja y de lo que no me perturba. Tanta paz tampoco estaría bien. ¿Qué busco? ¿Qué quiero?

Despiértame cuando el tiempo se acabe, y cuando los minutos dejen de contarse a base de segundos.

Despiértame cuando los espejos se destruyan, o simplemente consíganme una cabeza para pensar algo coherente alguna vez en mi vida.