sábado, 23 de abril de 2011

m O m e n t O s - .

Las palabras siempre terminan siendo como avispas. Se incrustan en nosotros, siendo propias por un par de segundos. Luego de eso, mueren, y se vuelven ajenas. ¿Y qué? ¿Queda más por decir? ¿O te vas a conformar con sólo pensar?
Juguemos a cruzar palabras. Juguemos entre todos, entre nadie. ¿Qué se origina a partir de la nada? ¿Qué sigue después de todo?
Y en cada mañana, al despertar, las cosas cambian. La manera en la que luces, la manera en que sonríes, lo que sientes... lo que piensas... ¿A qué se le llama entonces eternidad? ¿Qué palabras se entrecruzan con eternidad si nos ponemos a jugar? 
¿Y si comenzamos el juego de nuevo, y lo iniciamos a partir de realidad? ¿Cambia en algo las cosas? ¿Las preguntas retóricas ayudan a encontrar algo, o sólo son caracteres mal ocupados? ¿Son acaso letras que alguien desechó sin siquiera darles un sentido antes de botarlos?
Yo no me voy a conformar hasta decir todo lo que tengo en la punta de la lengua. No me voy a cansar hasta dejar salir todo eso, el único óbice es el momento. ¿Y tú, misantropía? ¿Le darás paso alguna vez al instante preciso?

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