Mientras mis pensamientos estén en orden, todo lo
estará, porque de tal modo no importa lo que sienta, mi mente lo procesará como
algo irrelevante o inconsecuente y lo bloqueará. Mirándolo desde otra arista,
en momentos de debilidad, muchas personas sienten aflorar sus sentimientos y
entonces se consideran frías al analizar sus pensamientos desde esa
perspectiva. Pero entonces te preparas para esa situación, hablas contigo mismo
frente al espejo, tu doble opuesto te juega una mala pasada, pero tú le aclaras
que cuando los sentimientos vuelvan a emerger deben ser bloqueados e ignorados.
Y así funciona todo a la perfección, bloqueando sentimientos... porque no
importa cuánto traten de quitarme, mientras mi frialdad siga junto a mí todo
estará bien.
Nunca más quiero volver a decirle a alguien que tomó todo lo bueno
que había en mí. No sé si aún quede algo bueno, pero lo que queda son todas las
cosas que se han vuelto una costumbre y que tú supuestamente odiarías sin saber
que son conductas asociadas. Y entonces escucho una historia que no quiero
saber, pero que necesito oírla para ayudar a mi mente a lidiar con el
sentimiento. Cada día que pasa mi mente parece tener más razón, y así mismo más
dominio sobre las situaciones, no importa cuánto sienta, eso queda en mí y en
mis recuerdos... Importa lo que demuestro, lo que mi mente ordene que se deba
mostrar hacia el exterior.
Es una buena estrategia, mi doble opuesto no
opina lo mismo, pero se puede censurar junto a los sentimientos. Y entonces
podré crear una imagen perfecta, entonces podré mantener una expresión facial
armónica, un equilibrio aparente, podré disuadir a los espectadores y todo
avanzará hacia un nuevo rumbo. Y no importa qué tan frío suene, los
sentimientos son impulsivos, nos llevan a cuestionar, a arrepentirnos de todo
lo que hacemos... los pensamientos son exactos, requieren de un impulso más
analítico que práctico, miden consecuencias, arman la mitad del camino hacia
adelante. Así es que mi doble opuesto y su emocionalidad pueden hacerme el
favor de callarse, y si no quieren, sólo serán ignorados... Toda decisión ha de
ser firme, sino todo lo planteado sería una inconsecuencia. Es el plan ideal
para sobrevivir, sólo hay que tener en cuenta la constancia y la barrera entre
lo real y lo onírico, si se sabe separar, todo debería funcionar. Trabajaré en
ello... porque creo que por fin me estoy ordenando y teniendo buenas ideas.